Este tarot consiste en 22 piedras. Es mejor obtener piedras que tengan aproximadamente el mismo tamaño. Consigue las 22 piedras (puesto que este sistema, al igual que el Tarot, no puede funcionar si no está completo) y limpia cada una. Una vez que hayas hecho esto, lee los significados adivinatorios de cada piedra; tomate unos minutos para entrar en armonía con cada una, al tiempo que vas relacionando la vibración con el significado. Es mejor no empezar a trabajar con este Tarot hasta que no se conozcan profundamente todas las piedras. A medida que ves cada piedra o cristal, evoca sus significados, observa su proximidad con las otras, su posición relativa. Esta información es la que abre tu consciencia psíquica, permitiéndote encontrar una respuesta, aclarar una situación o determinar posibles acontecimientos futuros.
Cuando no utilices las piedras, guárdalas en una bolsita de tela amarilla o en un recipiente apropiado. Exponlas periodicamente a la luz de la Luna. Si lo deseas, enciende velas amarillas e incienso de sándalo mientras echas las piedras. Ungete o pon en un quemador algún aceite similar, como el de nardo, nuez moscada, limón o madera de sándalo.
A continuación, dejo la lista de los arcanos mayores y su asociación con las piedras o cristales, asi como también el significado adivinatorio de cada una.
- El Loco - Ágata: energías dispersas, extravagancia, desperdicio, desequilibrio, orgullo, ego, arrogancia, vanidad.
- El Mago - Cristal de cuarzo: Logro mágico, control, poder, equilibrio, centro, unificación de lo espiritual y lo físico, conocimiento de sí mismo, profundidad, confianza.
- La Sacerdotisa - Esmeralda, perla: Espiritualidad, secretos, poder, religión de la tierra, lo desconocido, la paz, misterios femeninos.
- La Emperatriz - Peridoto, Olivino, Turquesa: Energía receptiva, mujeres, familia, ciclos, fertilidad, abundancia, crecimiento, amor, sexualidad femenina, dinero, madre.
- El Emperador - Rubí: energía proyectiva, hombres, compasión, fuerza, movimiento, agresión, sexualidad masculina, padre.
- El Hierofante - Topacio: autoridad, cautiverio, ortodoxia, abandono, consejo, empleador, honor, tecnología.
- Los Amantes - Cuarzo rosado: Amor, sexualidad, relaciones, amistad, dualidad, polaridad, simbiosis, equilibrio, belleza, familia, elección.
- El Carro - Estaurolita, Piedra de la cruza, Cristales gemelos: Poder de la Tierra, Naturaleza, autocontrol, triunfo, éxito.
- La Fuerza - Diamante, diamanete herkimer, granate: Poder, coraje, fuerza de voluntad, actividad.
- El Ermitaño - Zafiro, turmalina azul: sabiduría, conocimiento, misticismo, iluminación.
- La Rueda de la Fortuna - Sardonice, ópalo negro: Transformación, fortuna, suerte, energías exteriores, factores desconocidos.
- La Justicia - Cornalina: La ley, asuntos legales, dominación, sumisión, autoridad externa.
- El Colgado - Berilo, aguamarina: Introspección, tribulaciones, pruebas, sacrificio.
- XIII El arcano sin nombre, La muerte - Ambar: Renovación, comienzos, finalizaciones, asuntos de salud, tribulaciones.
- La Templanza - Amatista: Moderación, dispersión, fuera de foco, cerrado, disciplina, equilibrio, fluidez.
- El Diablo - Diamante negro, turmalina negra, cualquier piedra negra cuadrada: Adicción, desilusión, pena, depresión, violencia, insignificancia, falta de visión, control de otros, sumisión.
- La Torre - Calamita, Lava: Adversidad, accidente, desafío, opresión.
- La Estrella - Meteorito, cualquier piedra estrellada: Energías universales, astrología, eclipse, viaje, esperanza.
- La Luna - Piedra de la luna, calcedonia: Psiquismo, emociones, depresion, noche, invierno, sueños, mareas, magnetismo, agua.
- El Sol - Ojo de tigre, Piedra del Sol, citrino: Actividad mental, intelectualismo, pensamientos, visualización, satisfacción, empleo, día, verano, las estaciones.
- El Juicio - Fósil: Trastorno, resultado, evolución, crecimiento, vida, parto, lecciones.
- El Mundo - Ópalo, Kunzita: Interacción, éxito, movimiento, cosecha, inspección, capacidad, consumación, fuerzas superiores.
Fuente: "Enciclopedia de cristales, gemas y metales" de Scott Cunningham. Editorial Llewellyn.
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