
Mientras inhalas el humo de las hierbas, canta o recita susurrando:
No permanezcas más de 30 minutos haciendo esto. Cuando te acuestes, retén por un momento esa sensación de estar flotando que te invade justo antes de dormirte. Retenla y recuérdala, después déjala ir.
Coloca velas amarillas encendidas en la habitación, flores frescas junto a tu cama y abre la ventana para tener un poco de aire fresco durante la noche.
Fuente: "Cada día es una fiesta", de Zsuzsanna Budapest. Editorial Obelisco.
Notas:
- No es necesario que te vistas completamente de amarillo. Puedes usar una blusa o camiseta de este color, un pañuelo o bufanda, o cubrirte con una manta amarilla que puede ser simplemente una tela lisa. No dejes de realizar este ritual (ni ningún otro) sólo porque no tienes ropa del color que se menciona.
- Siempre que dejes velas encendidas toda la noche, asegúrate de ponerlas sobre una bandeja de metal o resistente al calor. Ubícalas lejos de cualquier montón de papeles o telas que puedan quemarse fácilmente, y también lejos de las corrientes de aire que puedan encimarles objetos y quemarlos, o apagarlas. Lo ideal son los fanales de parafina, tu caldero de hierro o una olla pequeña de metal: mantienen la vela cubierta de las corrientes de aire, y alejadas de los objetos de la habitación.
- Si de todos modos no te hace sentir cómodo la idea de dejar velas encendidas, apágalas antes de dormirte sin soplarlas. Utiliza un matacandelas o una cuchara pequeña.
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