Ponte delante de tu altar con los brazos extendidos y mirando al cielo. Respira profundamente y siente que te alineas con las fuerzas de la luna menguante. Bien mentalmente o en voz alta invoca a la bruja [todos sabemos que esta fase lunar se relaciona con la tercera fase de la diosa: la anciana, también llamada bruja o sabia], declarando tu amor y respeto por ella y el propósito de tu ritual. Puedes llamarla por cualquier nombre de la Diosa bruja que sea de tu agrado [Hécate es un buen ejemplo]. Si no tienes preferencias o si aun no has encontrado la imagen de la bruja con la que te sientes más sintonizado/a, puedes llamarla por el amoroso nombre de "Abuela".
"Bendita seas, Abuela. Yo (di tu nombre mágico) me encuentro aqui esta noche, bajo tu luz menguante, para que se me revelen tus profundos misterios y para que puedas bendecir mi magia"
Eleva la copa de vino, agua o jugo y ofrece un brindis en su honor, diciendo:
"Bendita seas, Abuela, esta noche que gobiernas los corazones y las vidas de tus hijos. Bendita sea tu figura plateada y menguante que cabalga por la parte baja del cielo nocturno, y bendita sea yo, tu amorosa/o hija/o, cuyos pies terrenales tratan de seguir tu camino"
Encender una vela en tu honor es una práctica común en muchas tradiciones. El negro es el color de la bruja en el paganismo celta, mientras que la tradición diánica usa el color oro. Tal vez desees recitar un poema ritual o estacional que sean significativos para tu trabajo o entonar una canción en honor a la bruja. Alaba lo que ella simboliza y pídele que te ayuda a expresar esos valores en tu vida:
"Abuela, mientras estoy aqui, bajo tu luz, ayúdame a entender que ir despacio es tan valioso como moverse deprisa, que se obtiene tanto de la instrospección como del análisis externo, que hay tanto bien en las idas como en las venidas, que hay tanto que anhelar en el pasado como en el futuro y que hay tanto que valorar en lo viejo como en lo nuevo. Ayúdame a saber que este momento sólo es una pequeña parte de una totalidad mayor, el eterno ciclo temporal que me devuelve rápidamente al punto de partida para volver a impulsarme hacia adelante. Ayúdame a ver el valor de este momento presente. ¡Asi sea!"
Puede que desees usar una bendición elemental más tradicional en la que se nombren los cuatro elementos (o cinco, si cuentas al espíritu). Esta bendición debe venir de tu interior y estar adaptada a tus necesidades y objetivos actuales, y a tu nivel de desarrollo espiritual. Define con antelación cómo los poderes de la bruja, su sabiduría y visión del pasado pueden potenciar o mostrar los atributos de cada elemento. Toma de tu altar la herramienta que emplees para representar un elemento y camina con ella hacia la dirección que tú, o tu tradición, sientan que corresponde a ese elemento. Recorre el círculo caminando en el sentido de las agujas del reloj, empezando en el punto que desees. Para el elemento aire, asociado con la comunicación y el intelecto, podrías utilizar una oración como la que sigue:
"Que tu afilado pensamiento esté presente en mis conclusiones, en mis razonamientos y en todos mis diálogos"
Para el elemento fuego, vinculado a la vida, la pación y la transformación, podrías pronunciar estas palabras:
"Que tu amplia experiencia y conocimiento guíen los pasos de mi vida, llevándome donde tengo que estar, tanto física como espiritualmente"
El elemento agua, vinculado a las emociones, la fertilidad y la purificación, podría ser expresado así:
"Que tu divina presencia purifique mi alma y mi corazón, para que siempre esté abierto al amor que se le ofrezca"
El elemento tierra es el reino del hogar, la familia y la prosperidad:
"Que tu rica visión del pasado me dé la capacidad de tomar decisiones financieras acertadas. Bendice mi hogar con tu amor de Abuela"
Finaliza estas bendiciones con unas palabras que expresen tus deseos para la bruja:
"Que tu sabiduría sea eterna fuente de fuerza de la que tus hijos podamos siempre beber hasta saciarnos, tanto en esta vida como cuando acabe, y volvamos a ti para beber del caldero de la regeneración. ¡Asi sea!"
Después de este rito, vuelve a dirigir tu atención hacia la Luna menguante. Dedica algún tiempo a sintonizarte mentalmente con sus energías. A continuación abre el círculo como lo haces habitualmente.
Fuente: "Magia y rituales de la Luna", de Edain McCoy. Editorial ArkanoBooks.
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