Samhain deriva de la palabra en gaélico-escocés que identifica el mes de noviembre. Esta fiesta indica el final del verano y el inicio de la estación invernal. Samhain era el fin (y principio) del año céltico: de hecho, para los celtas, el año se iniciaba con su parte oscura y fría, en la que la Antigua Madre reposaba bajo la nieve. D
el mismo modo, para los celtas, el día se iniciaba con la noche y no con el alba, por lo que las fiestas célticas comenzaban al ponerse el sol el día anterior. En la tradición celta, el día que marcaba el fin de una estación, por tanto, era la vigilia de un ciclo nuevo, y no pertenecía a ninguno de los dos ciclos, no era ni pasado ni futuro, sino que era definido como "el tiempo más allá del tiempo", durante el cual era posible, para quienes estaban preparados, entrar en el Otro Mundo. No obstante, igualmente era posible que también seres feéricos, espíritus descarnados y otras entidades entraran en nuestro mundo, por lo que era importante prestar atención a cómo se comportaban con nosotros y a qué fuerzas podían poner en movimiento. Este intercambio entre los mundos no suscitaba terror, sólo inquietaba.
La tradición popular refiere que durante la noche de Samhain se practicaban ritos adivinatorios que apuntaban a la previsión del tiempo, a los matrimonios y a la fortuna del año que entraba.
En esa noche, los espíritus de los difuntos volvían a visitar a sus seres queridos que seguían vivos. Durante un tiempo, también en Escocia, se solía colgar en señal de bienvenida, quinqués fuera de la casa para guiar a los espíritus, y se dejaban mesas servidas para que pudieran comer algo.
Los clanes reunían a sus miembros y organizaban grandes banquetes a los que todo el mundo estaba invitado, incluso los pobres, que en época de festividades podían comer hasta saciarse. También las recolecciones se hacían antes del Samhain, sobre todo las avellanas y la miel.
Una de las principales características de esta fiesta era el encendido de una hoguera ritual. La noche anterior se apagaban todos los fuegos de las casas y la población se reunía en torno a una pira que después era encendida por los druidas al alba. Entonces todo el mundo encendía una antorcha con el fuego de la hoguera sagrada y volvía a casa para volver a encender el propio hogar.
En esa noche, los espíritus de los difuntos volvían a visitar a sus seres queridos que seguían vivos. Durante un tiempo, también en Escocia, se solía colgar en señal de bienvenida, quinqués fuera de la casa para guiar a los espíritus, y se dejaban mesas servidas para que pudieran comer algo.
Los clanes reunían a sus miembros y organizaban grandes banquetes a los que todo el mundo estaba invitado, incluso los pobres, que en época de festividades podían comer hasta saciarse. También las recolecciones se hacían antes del Samhain, sobre todo las avellanas y la miel.
Una de las principales características de esta fiesta era el encendido de una hoguera ritual. La noche anterior se apagaban todos los fuegos de las casas y la población se reunía en torno a una pira que después era encendida por los druidas al alba. Entonces todo el mundo encendía una antorcha con el fuego de la hoguera sagrada y volvía a casa para volver a encender el propio hogar.
Fuente: "Magia Wicca", de Christopher Wallace. Editorial DeVecchi.