"Aceptando la iniciación"
El "Hombre colgado", es una de las muchas tradiciones que pertenecieron originalmente a la Diosa y más tarde fue apropiada por el Dios masculino y cambiada para adaptarse a su nueva religión. "Artemisa, la colgada", tuvo su santuario en Arcadia en la antigua Grecia, donde el ciprés le fue consagrado y aun representa la resurrección. Artemisa, por supuesto, no es la única divinidad que cuelga de un árbol. En la mitología noruega, Odin (quien habia reemplazado a la diosa Freyja) se colgó por nueve días y noches de un Yggdrasil (el árbol de la vida). En la tradición cristiana más popular, Jesus fue colgado en la cruz, sepultado por tres días, resucitando después milagrosamente. En términos psíquicos, estas tres historias representan un proceso de iniciación, que involucra una forma de entierro seguido por un abandono del alma desde el cuerpo y luego su regreso. La Colgada representa fundamentalmente la rendición voluntaria a la muerte y la resurrección, procesos celebrados en el chamanismo. Las primeras escrituras históricas de acontecimientos semejantes involucran a Ishtar, quien triunfó sobre la muerte, aventurándose en el ámbito del más allá y después retornó al mundo de los vivos. Esta es una carta regida por el signo de Piscis -signo mutable de agua regido por la Diosa Pez y el planeta Neptuno del poder espiritual. El signo duodécimo de la rueda zodiacal, Piscis, representa una muerte o un dejar ir, una vez que una persona ha experimentado hasta el final un ciclo de vida completo. En este signo, y en la Colgada, el ser humano se somete a renunciar a la personalidad y a retornar deliberadamente hacia el alma o el ser superior. Piscis rige los pies, desde donde la Colgada es suspendida para que se produzca este cambio. El consciente colectivo de la Colgada es aquella parte descubierta de cómo los límites del ego, de la personalidad o de la autoconciencia individual, empiezan a disolverse en los reinos del Ser superior. Cuando los límites se relajan, una luz interior irradia desde la cabeza de la Colgada, como desde las cabezas de todos los chamanes. Este rendirse pisciano a un océano de sentimientos no es posible sólo por elección consciente o racional, uno tiene que desarrollar una "conciencia dirigida" hasta que el ego se olvide de sí mismo lo suficiente como para que la experiencia suceda. Para algunas personas sucede a través de la meditación en una imagen o idea, para otros, a través del mantra o canto continuo de un sonido sagrado; y para otros, sucede a través de hacer el amor y de la intensa habilidad para focalizarse en el placer o sensación tan característica del signo que rige esta carta. Lo que se busca es un abandono al placer o al éxtasis, un "disolverse en" en lugar de "esforzarse". Experimentar tal júbilo, especialmente en compañía de otros seres humanos, requiere una transparencia, que Moss describe como "liberarse hacia dimensiones más amplias que aquellas reflejadas a través del contenido de nuestras experiencias". Conocer este deleite en meditación, yoga, o en una silenciosa comunión con la Naturaleza, es llegar a ser transparente como la Diosa misma. Es la muerte del ser lo que uno aprende a recibir como bienvenido por sus poderes de sanación y regeneración, ya que el tiempo cuando "yo no soy" termina siendo el tiempo que "a mi" me gusta más. Fragmento del capítulo XIV del libro de Vicki Noble "Madre Paz". Tremendo...
...Esta carta cada vez me gusta más.
0 mensajitos:
Publicar un comentario