4/5/09

La Casa Mágica: La cocina~ [pt. 1]

Cocinar es un proceso mágico de transformación que utiliza los cuatro elementos: Tierra (la comida misma, la cual brota de nuestro planeta), Fuego (la fuente de calor: llama, energía solar, electricidad), Agua (el vapor que surge de la sustancia caliente) y Aire. A través de los elementos, el cocinero mágicamente prepara alimentos nutritivos.
La primitiva cocina utilizaba el Fuego, por supuesto. Los vegetales, y menos frecuentemente la carne, se tostaban en estacas duras y calientes. Los líquidos se calentaban en recipientes hechos de cuero o de madera, sobre piedras calentadas en el fuego.
No había despensas, todos los alimentos se obtenían de los campos y de los bosques.
Cuando aparecieron las cocinas, rara vez estaban inactivas. Calderos con caldos hirviendo colgaban sobre fuegos con olor a roble en enormes chimeneas abiertas. Cestos repletos de frutos, vegetales y raíces silvestres, jarras con hierbas, harinas, nueces, aceites, miel y vinagre se alineaban en los estantes, esperando a ser utilizados, y el aire estaba impregnado de los deliciosos olores de las comidas que se estaban preparando.
Hoy en día nuestras cocinas se han convertido en cajas de metal empotradas en la pared. En la mayor parte del mundo, el caldero ha sido sustituido por cazuelas y potes de barro, y la multiprocesadora hace tiempo que remplazó al mortero.
Aunque nuestros útiles son modernos, esto no ha reducido los misterios culinarios. La cocina es todavía el altar en el cual se realizan los conjuros del cocinero.
Cocinar es un acto de magia en el cual la manipulación del cocinero transforma los ingredientes en algo más que la suma de las partes.
Porque comer es necesario para vivir, también lo es cocinar. Podemos pagar a alguien para que cocine para nosotros, pero así perdemos la oportunidad de ponernos realmente a tono con nuestros alimentos.
Aunque su idea de cocinar no pase de meter comida congelada en el horno (o microondas), la cocina es todavía un lugar mágico.
Hay muchos encantamientos para proteger la cocina, al que cocina y a los alimentos que se preparan. Uno de los más agradables consiste en plantar un pequeño aloe en una de las ventanas de la cocina. Esta planta se ha utilizado desde siempre para aliviar quemaduras y raspaduras. Para tratar estas heridas, corta suavemente un tallo flexible y maduro, dándole las gracias a la planta por su sacrificio, estruje la hoja y ponga el líquido que suelte sobre la zona lastimada; el dolor desaparecerá como por arte de magia, y si este líquido se aplica concienzudamente, la quemadura puede curarse al día siguiente.
La planta de aloe tiene propiedades mágicas. Si crece en la cocina, protege al cocinero de los accidentes que puedan ocurrir mientras se prepara la comida. Cuando use aceite de aloe en la cocina, unte con él la mayoría de los utensilios, ventanas, puertas y herramientas, para protegerlos también. Si no puedes plantarla en la cocina, plántala en cualquier rincón de tu casa.
Otra protección popular para la cocina es una ristra de ajos, cebollas o pimientos. Estas ristras se pueden comprar en tiendas o mercados y no son sólo elementos protectores, sino que además son muy decorativos. Si cuelgas una de estas ristras en la cocina expresamente con propósitos protectores, no la uses nunca como alimento, ya que absorberías toda la negatividad que ésta absorbe.
Una cabeza de ajo o de cebolla colocada en el alféizar de la ventana de la cocina es también una estupenda protección. Los cristales emplomados (espejos) que reflejan el sol colgados en una soleada ventana de la cocina son excelentes como protectores.
Símbolos tales como pentagramas, cruces solares y corazones se pueden pintar, grabar o marcar con tiza o dibujar con los dedos mojados en aceites perfumados, en las canastas, alacenas, utensilios, sartenes y ollas, incluso en los platos para proteger el ambiente.
Para proteger la comida de la contaminación se puede fabricar una botella mágica, poniendo 3 agujas, 3 alfileres y 3 clavos dentro de un frasco pequeño, llenándolo con sal y tapándolo; a continuación se deberá sacudir vigorosamente 9 veces y sellar la tapa con cera roja, colocarla en la despensa, donde no pueda ser vista.


Fuente: "La casa mágica", de Scott Cunningham y David Harrington. Editorial Mirach.

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