1/10/07

Una ausencia tan brutal~

Angelica me observa de nuevo como al principio, curiosa. -"¿Qué sabes tu de mi naturaleza?" Le vibraba la voz con una nota de desafío, y los ojos inmensamente azules se habian vuelto muy serios, y nada tenían de infantiles. Me entretuve en su boca aun entreabierta con la pregunta, en su barbilla redondeada y suave, en las espirales rubias de los tirabuzones que pendían sobre sus hombros cubiertos con delicadas puntas flamencas.
Luego probé de tragar saliva con el
mayor disimulo posible. -"Nada sé todavía". Respondí, con la sensillez que pude. "Pero sé que moriría por ti". Ignoro si me ruboricé pronunciando tales palabras; mas hay cosas que uno debe decir cuando las debe, y si no lo hace arriesga lamentarlo toda su vida. Aunque a veces lo que lamenta después sea presisamente haberlas dicho.
-"Moriría". Repetí.
Hubo un largo y delicioso silencio. Entonces se llevó las manos al cuello y extrajo una cadenita de oro con un pequeño dije colgado. Soltó el fijador y pusóla en mis manos.
-"Tal vez un dia mueras". Susurró.

Fragmento de "Limpieza de Sangre", de Arturo Pérez-Reverte.

Ay, la nostalgia me mata.

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